El viaje en coche había terminado.
Al llegar al Hall de la torre principal acompañada de sus padres, estos le indicaron que se fuera a dar una vuelta por el instituto durante un par de horas mientras ellos hablaban con el director y terminaban con todo el papeleo precisado con tal de que la internación permanente durante como mínimo aquel curso en aquel internado fuera oficial. Le habían dicho que en verano, cuando terminaran las clases, volverían a recogerla, pero teniendo en cuenta que apenas acababa de iniciar el curso... aun estaban lejos. Aun así, no le hacía la mínima ilusión volver a su vida de antes. De ser por ella, se quedaría allí encerrada durante años seguidos.
Y es que... por dios, ¿quién se sentiría incómodo en aquella pedazo de mansión que parecía estar sacada de los cuentos de hadas?
Su familia la había acostumbrado bastante a aquel tipo de lujos, pero... aquello era demasiado.
Sonrió para sus adentros. Sus padres dejaron al lado del mostrador tras el cual se encontraba la secretaría sus maletas, las cuales a causa de... aquel asunto no podría haber transportado ella sola, indicándole a la encargada que las cuidara mientras terminaban de prepararlo todo para su estancia allí, y diciéndole a Chii que cuando pasaran un par de horas volviera a despedirse de ellos, coger sus maletas con ayuda de cualquier persona e instalarse en cualquier habitación de la torre residencial femenina.
Entonces, haciéndoles caso y sin llevarse otra cosa mas que su amado skate con tal de pasear mas rápida y cómodamente por los jardines de allí, ya informada de que había un club de deportes urbanos en el cual sería totalmente aceptada junto con él, no tardó demasiado en ocuparse por encontrar al que parecía ser el profesor encargado de aquella actividad extraescolar.
Hablaron largo y tendido durante toda una hora en la cual se preocupó por explicarle un poco el funcionamiento de todo aquello, del club en especial, y Chiara le dijo que estaba interesada en unirse, tras haberle demostrado sus habilidades y experiencia con el skate.
La aceptó tan rápidamente, que de inmediado le informó que las actividades del club aquel día ibana realizarse en aquel preciso instante, y que ya llegaba tarde.

Llegó al lugar de encuentro acompañada del profesor ante los demás miembros del club, ante los cuales no se preocupó ni por presentarse, y a petición de la extraña joven el profesor tampoco había comentado nada al respecto, mas que se trataba de una nueva incorporación.
Nadie objetó ni comentó nada, que ya empezó la actividad.

Según lo que le explicaron, el juego de aquel día consistía en perseguir por todo el centro a uno de los miembros. Como el pilla pilla, pero haciendo uso de sus habilidades.

(Post social)
(Post social)

Y tras aquella ajetreada tarde llena de nuevas emociones y primeras experiencias que le costaría olvidar, a orden de sus padres volvió al Hall.
Se despidió de ellos sin hacer caso de su mar de lágrimas, abrazos y besos, con lástima pero a la vez indiferencia total, y con ayuda de la hija del director que se ofreció voluntaria tras comentárselo el director, su padre, llevó sus maletas a la habitación Gore.
Se lo agradeció y en seguida la misteriosa chica desapareció de allí a seguir con sus propios asuntos.
Una niña simpática a la que dedicó su primera dulce sonrisa allí dentro.
Y justo cuando la tal Naiemh iba a darse media vuelta para seguir con lo suyo tras haberle dejado las maletas allí delante de la habitación escogida, cuando se estaba dando la vuelta, creyó ver dibujada en su fino rostro una malévola sonrisa.

Chiara se quedó mirándola durante unos instantes caminando hacia la salida, hasta que la perdió de vista, y arqueó una ceja. ¿A qué había venido aquello?
Suspiró, sin darle mas vueltas, y entró a la habitación.
Era por la tarde, así que era lógico no encontrar a nadie allí dentro. Sus compañeras de habitación estarían en el salón o en sus actividades extraescolares. Que mas daba, ya habría tiempo para conocerlas.
Porque existir existían, ya que unas cuantas estanterías estaban llenas de objetos personales, y los armarios de ropa.
Y... una cantidad sobrenatural de peluches dark y sádicos desparramados por todas partes.
Encima de todos los doseles, agarrados a los barrotes de estos, en el pomo de la puerta... POR TODOS LADOS.
O se estaba mentiendo en una habitación con una compañera psicópata, o era parte de la decoración del lugar.
Deseó que fuera aquello último, y lo sospechaba, ya que las demás compañeras, si eran un poco mas nomalitas que la supuesta que había colocado allí sus peluches desordenadamente e invadiendo el territorio de todas las demás chicas, no lo permetirían.
Entonces era eso, eran propiedad del centro, decoración de la habitación.
Suspiró, ya mas tranquila, y empezó a adueñarse de un armario que estaba vacío. De un dosel que también parecía estar libre, y de una esntantería en la que colocó cosas al azar.

Todo aquello le ocupó prácticamente todo lo que quedaba de tarde, y sin ganas ni fuerzas de empezar a recorrerse el inmenso instituto para explorar todos y cada uno de sus rincones, cogió su portátil y se tumbó en su cama, dispuesta a pasar un buen rato escuchando música y leer artículos de skaters, entrevistas a los peces gordos, y demás tonterías que solía hacer cuando se aburría.
Pero entonces, para su sorpresa, vio que su bandeja de entrada para variar no se encontraba vacía, sino con dos mensajes.
Publicidad- pensó inmediatamente.
Y no iba del todo equivocada. Uno efectivamente anunciaba unos extraños cosméticos a los que no prestó demasiada atención antes de hacerlos desaparecer de allí, y el otro... un misterioso y al parecer interesante mmorpg, que hizo que le prestara especial atención a causa del aburrimiento.
Si su compañeras iban entrando y saliendo de la habitación, por el momento no les prestó demasiada atención. Ni tan siquiera alzó la mirada para verlas y reconocerlas, ella estaba inmersa en seguir los pasos de resgitro en la web del mmorpg, para seguramente despues descargarlo y empezar a jugar.
Pero todos los pasos a seguir se le indicaban por email...
Ahora estaba en la creación de personaje. Las palabras con las que iba a estar mas a gusto eran maldad y oscuridad... Encuanto a la raza... ¿por qué no androide? Le parecía curiosa. No muchos mmorpgs la tenían, y por probar algo nuevo...
Y la profesión de maestra marcial no tenía mala pinta.
Tras aquello pensó en algún nick extravagante y que llamara la atención, ya que pensaba hacer ciber amigos allí dentro, protegida tras la pantalla de su ordenador, sin tener que sufrir ni experimentar el dolor que tanto conocía que eran capaces las personas de proporcionarle.
Yulieth. No, demasiado cursi. Algo japonés que se adaptara a la ambientación anime que parecía tener el lugar...
¡Sayuri!, abreviado quedaba Sayu, y era bastante bonito...
Aunque que mas daba aquello, si no pensaba comportarse de forma realmente diferente a la realidad. Simplemente se mostraría mas temeraria. Total, solo eran letras escritas por su teclado con comentarios hirientes a los tios que se le acercaran a su avatar.

Entonces un último email, con las últimas y curiosas instrucciones.
Que se adentrara en el espejo de... aquel sótano de... aquel, precisamente aquel instituto al cual acababa de encontrar.
Tragó saliva, mirando con nerviosismo y casi miedo a su alrededor, observando como sus compañeras ya dormían. Eran las once de la noche y al día siguiente habría que levantarse pronto.
¿Qué relación tenía el instituto con aquella web?, ¿con aquel supuesto mmorpg?
¿Cómo era que para jugar debía... traspasar un espejo? ¿aquello era una broma? ¿estaba cayendo en las manos de alguna secta extraña de aquel instituto que querían hacerle cosas malas?
Tenía miedo, realmente mucho miedo.
Pero la web decía algo de que se le borraría la memoria si decidía no asistir ni seguir adelante.
Y no quería que jugaran con ella. Para mal o para bien, seguiría adelante con todo aquello. Aunque lo mas inteligente fuera ignorarlo todo, ya que nadie le aseguraba que aquella web no fuera mas que un timo y que a su memoria no le pasaría nada. Pero algo mágico parecía estar empujándole a seguir adelante. Temía haber caído ya en las garras de lo que fuera que la quería introducir a aquel supuesto mmorpg tras el espejo.
No sabía si realmente iba a meterse en algo tan mágico como la web decía, siendo capaz de traspasar espejos mágicos como si nada..., o si sus sospechas respecto a la broma o la secta eran reales.

Media noche...
Diez minutos antes, salió de escondidas de la habitación en dirección al sótano...