La joven bostezó largamente, cuanto mas aburrida pero a la par, curiosa.
Una de sus compañeras de habitación se había levantado para salir repentinamente en mitad de la noche. Una noche que ella no pensaba dedicar para meterse a través del espejo. Quería matar aquella noche sin hacer nada y quemando el tiempo durmiendo, sin pensar. Puesto que aunque el cuerpo no se cansara allí dentro, la mente si lo hacía, y aquello la incomodaba...
Suspiró desilusionada, puesto que se había conseguido dormir haría un par de horas, realmente temprano, y ella la acababa de despertar, antes de resoplar y reincorporarse sentada en su cama hasta lograr verla salir por la puerta, de puntillas.
No le gustó la expresión de su rostro. Sabía lo... guarrilla que solía ser al tratar con los chicos, pero ella no era como Chiara. Esta última tenía otros intereses; torturar a los chicos y hacerles sufrir por su siempre presente actitud mujeriega. En cambio, aquella chica no solo es que la tuviera, si no que además la mostraba e iba buscando "ese objetivo" en los chicos...
Alzó una ceja, incrédula al pensar que quizás fuera a hacer lo que se imaginaba, pero pasándosele antes de nada la idea de que pudiera llegar a ser una avatar y fuera a pasar por el espejo.
Muchas veces había intentado seguir a gente que se había encontrado por los pasillos para ver quien se metía al espejo, pero a los treinta segundos, aunque ella misma no lo traspasara, se olvidaba de sus rostros, cuando estos desaparecían a través del umbral.
No pensaba seguirla a ella también solo para sufrir la misma sensación de desorientación, la cual ya tenía demasiado vista a causa de su curiosidad.
Pero..., ¿y de ser lo primero?
Tampoco le importaba demasiado verlo, pero el caso era que odiaba con todas sus fuerzas a aquella chica, no solo por tener aquella actitud que tanto odiaba, la que mas, natural en los chicos, sinó por incluso mostrarla y creerla una verguenza para... "las suyas".
Y encima tenía que compartir habitación con ella. Para su suerte, sabía que aquello de levantarse a aquellas horas estaba igual de prohibido que mantener relaciones con alumnos de aquel centro. Podría destrozarle la vida soplándoselo a algún profesor.
Sí, ¿por qué no?
Medio sonrió con malicia, y salió de la habitación echándose una chaqueta por encima del pijama para soportar mejor el frío de aquella noche de invierno, justo para ver como doblaba la esquina hacia las escaleras que subían al piso de arriba, el de los baños.
Chasqueó la lengua, pensando que al final no iba a tratarse de nada interesante, y que sencillamente iba a hacer caso de la llamada de la naturaleza.
Se volvió a meter en la habitación, decepcionada, e intentando conciliar el sueño, cuando de repente un extraño ruido la desveló. Miró el reloj. Solo habían pasado veinte minutos, y soltó una maldición por lo bajo intentando no despertar a las demás.
¿Veinte minutos en el baño?, imposible. De nuevo con curiosidad, volvió a salir de la habitación. Quizás le hubiera pasado algo malo a la guarra de su compañera, o quizás estuviera llevando a cabo su oficio y al final si que resultaría ser aquella una noche divertida para los... 4. La víctima de la guarra, la guarra, la suya, y la del profesor que se enterase por ella.
Sonrió y subió las escaleras a toda prisa aunque disimuladamente, observando que la luz de los baños estaba apagada, pero había un poco de agua que pasaba por el umbral de la puerta hacia el pasillo.
Al final si resultaría que había tenido problemas. En cierto instante pensó dar media vuelta y no ayudarla, pero sabía que no era tan cruel, por lo que avanzó unos pasos y al estar frente a los bañoz tanteó en la pared para encontrar el interruptor de la luz, cuando de pronto vio la silueta, no demasiado clara, de un... ¿chico?
Nada encajaba en su mente, pero... lo que si sabía es que así de primeras, ni rastro de la chica.

Retrocedió un paso. Llevaba un cuchillo en mano.
Decidió no asustarse y ladear la cabeza, extrañada. Nadie tenía el valor suficiente como para matar allí dentro. Al menos, nunca había pasado. Allí dentro solían haber niños pijos y ricos, con modales y esas asquerosidades varias... No asesinos.
No pudo ver, a causa de la oscuridad, demasiado bien que efectivamente el cuchillo estaba manchado de sangre.
-A estas horas, los chicos no pueden estar aquí. Bueno, ni a estas horas, ni a ninguna- no se le ocurrió decir otra cosa.

Entonces fue cuando el chico encendió como si nada las luces, iluminando todo el lugar y con él el que parecía ser el escenario de la mas sangrienta película de terror. No supo como reaccionar al ver toda la sangre en el suelo, el cadáver con signos de haber sido torturado cruelmente, y por supuesto el cuchillo en mano del... ¿estudiante?
¿Pero con qué tipo de psicópatas convivía dentro de aquel instituto internado? Sin duda resultaba escalofriante, pero intentó mantener la calma.
Aquel chico estaba loco. Sin duda. Se medicaría o algo y se le habría olvidado aquel día. No cabía otra explicación mas lógica. Nadie asesinaba tan a sangre fría y sin motivos. Aunque quizás lo tuviera, pero aun así aquello era demasiado subrealista. ¿Cómo pensaba deshacerse del cadáver y todas las pruebas?, ¿y qué haría con el hecho de que la chica desapareciera de la faz de la tierra, cosa que mas de uno notaría?
Había que estar mal o tener ganas de entrar a la carcel. Y fuera una o la otra, ambas opciones significaban que Chiara corría un grave peligro allí dentro.
Y sus pensamientos no tardaron en comprobarse, y es que a los segundos se veía entre el cuchillo y la pared, sin escapatoria.
El chico parecía seguro de si mismo y de lo que iba a hacer. Sus palabras habían sido rápidas y confiadas. Loco. Estaba loco.
-Nah, no me mostrarías nada nuevo- respondió secamente. Sabía que si bajaba la guardia o empezaba a aburrirle empezaría antes a... "hacer cosas malas". Podía imaginarse como funcionaba la mente de un transtornado mental..., aunque no predecir sus acciones.
Aun con todo, no podía evitar mantenerse serena, y cuanto menos nerviosa. Es mas; aquello incluso sería divertido. Si moría le daba igual, ya que se divertiría igualmente.
Pero antes de empezar de verdad, prefería investigar un poco mas la situación y las intenciones del chico, aunque esta pérdida de tiempo supusiera lanzarse al sucidio.