Compartiendo palabras fuera de clase[Azmaria y Adirael]

Debían ser las siete y media de la mañana, y la cafetería a aquellas horas estaba bastante llena de todo tipo de estudiantes de todos los cursos, preparándose para un nuevo y cansado día normal de estudios llevándose algo al estómago para hacer de este uno mas llevadero.
Y los profesores, como seres humanos, también desayunaban antes de empezar a dar las clases, pero estos solían hacerlo en la sala de profesores.
Pero él era diferente. Disfrutaba con el contacto de sus estudiantes, con la juventud que pese aun poseer ya veía tan lejana. Especialmente la de LAS estudiantes...
Suspiró mientras cogia con tranquilidad la taza de té que había mandado que le prepararan y tomaba unos cuantos tragos, terminando de comer los últimos bollos rellenos de chocolate que tanto le gustaban.
Tras haber flirteado con la camarera, dos estudiantes mas habían tenido el valor de acercársele a conversar, pero él las había echado de inmediato, aunque siempre con su delicada gentileza y elegancia, con modales.
Era patético; todas se derretían ante el.
Quería tomar el desayuno tranquilo y no empezar con demasiadas fuerzas al respecto aquel dia.
Miró al horizonte, pensando de repente, sin saber por qué, en el segundo instituto...

Como casi siempre me levanté tarde y iba a llegar tarde para desayunar y se acabarían los bollos rellenos de chocolate. Me desvestí dejando toda la ropa por la cama tirada, ya la recogería después. Me metí en la ducha y me duche rápido para ponerme la ropa interior y luego la falda que cada día parecía más cortita para mi, aunque me encantaba odiaba a los profesores sobones y mirones que había en algunos cursos. Salí del cuarto aun vistiéndome con la gargantilla de la cruz en la boca para poder ponérmela cuando acabase de vestirme y cogí la cartera de la escuela y salí corriendo de mi cuarto y llegué a la cafetería con la camisa del uniforme a medio abrochar y con la gargantilla aun en la boca.

Solté la gargantilla encima de la barra con el mostrador de comida y como pensaba ya no estaban, todo lo que había corrido para nada. Dejé de abrocharme la camisa quedando el botón a medio abrochar por la altura del pecho, dejando ver un gran escote. Suspiré y me puse la gargantilla y me senté agotada ya se me habían quitado las ganas de ir a clase aunque fuesen mínimas las que ya tenía.

Pero de pronto, la chica me preguntó que quería "lo de siempre por favor" respondí casi como una costumbre, ella asintió y me trajo con chocolate con leche. Lo comencé a remover sin darme cuenta de que había ya gente a mi lado, mi rostro mostraba abatimiento había corrido para nada.

Entonces, para su sorpresa, el profesor observó como para variar un poco uno de los alumnos no había pedido el desayuno para irse a una mesita de las de la terraza como hacía la mayoría, sino que se había limitado a quedarse desayunando en la barra, junto a el.
Y esta parecía ser una chica...
Inevitablemente, antes de siquiera poderse fijar en la expresión entrestecida de la pobre joven, bajó la mirada hacia su provocativo escote, preguntándose si lo haría aposta, o por un simple despiste.
Sencillamente, su opinión era que las chicas de aquella generación estaban un poco... "cambiaditas", respecto a las de antes. Mas atrevidas.
Y se había acostumbrado a aquella nueva situación aceptando casi con agrado aquel aumento de aquel tipo de chicas, pero... seguía pareciéndole algo fuera de contexto. Se comportara como se comportase, lo que si era cierto era que ante todo respetaba a todas y cada una de sus alumnas, e incluso se esforzaba también para que ellas se respetaran a si mismas.
Suspiró y volvió a alzar la mirada.
-Jovencita, ¿no deberías abrocharte mejor esa camisa?
Lo digo esencialmente por respeto al orden del instituto..., mas que nada, entre el sector masculino- empezó, en un tono amable y tranquilo, aunque no admitiese réplica. Entonces, reparó en la mirada perdida y decaída de la jovencita.
-¿Tienes algún problema?- le preguntó entonces, medio sonriendo dispuesto a servir una vez mas de orientador a cualquiera que lo necesitara, cosa que le gustaba bastante hacer, pese a que el mayor número de veces no le tomaran en serio sus propios alumnos a causa de la cercanía, por la edad, que sentían hacia el, tratándole de igual.

Comencé a tomar el chocolate con tranquilidad y disfrutando de cada sorbo que le daba, aunque al oír la voz miré levemente y cuando oí lo que dijo me miré y así era se me había olvidado vestirme por completo, casi me atraganto comenzando a vestirme rápido.
Le miré algo confusa por su segunda pregunta y no pude evitar reírme sin mala intención pero lo había echo igual, era un alumno muy raro,

-Gracias pero no. Es que se acabaron mis bollos.

Dije con cara de cachorrillo mirando el estante vacío de estos. Luego suspiré y terminé de vestirme bien.

-Da igual, la culpa es mía por dormirme.

Dije intentando auto convencerme de ello. Sonreí y miré al chico, hasta ahora ni se había dado cuenta de que era muy guapo, aunque al pensarlo le recorrió un escalofrío por la espalda era como algo inmediato. Su mente le decía "centra te! no olvides que estas en el instituto" pero ni caso era como una mosca a lo lejos que la oyes pero ni caso.

-Hum...- dejó soltar por lo bajo, ya entre desganado pero dando a mostrar su entendimiento ante la situación, mirando al frente y dando el último mordisco ya con gesto pasota a uno de aquellos bollos a los que se refería la chica que se había preocupado por coger.
Sencillamente a nadie le habrían dejado coger aquella extravagante cantidad, y es que el mismo había arrasado con aquellos sabrosos bollos en toda la cafetería.
Entonces, cayendo en la cuenta, la miró de reojo y no tardó el alargar una mano hacia el último bollo intacto que quedaba sobre su plato, para ofrecérselo.
-Es lógico, estais en esa edad de que se os peguen inevitablemente las sábanas.
Yo ya he comido demasiado, puedes tomarlo- prosiguió mientras se pasaba levemente un dedo por uno de sus labios el cual había sido manchado por aquel delicioso azúcar glass que llevaban por encima.

Reí ante su primer comentario, asentí con los ojos cerrados como si fuese un auto reflejo.Después le miré al oír lo que me decía de que había comido mucho y me ofrecía el último bollo, inconscientemente se me iluminó la mirada al verlo y una sonrisa casi luminiscente apareció en mi rostro, aunque en principio lo único que debía de hacer era coger simplemente el bollo, le abracé efusivamente murmurando por debajo miles de gracias sin sacar esa sonrisa de niña inocente del rostro. Para cuando me di cuenta de que le había abrazado me separé tan rápido como le había abrazado.

-Lo siento, me dejé llevar.

Dije disculpándome por lo ocurrido aunque sin quitar por un segundo la sonrisa, al final podía ser que la mañana empezase bien.

-Oh...- soltó por lo bajo observando como la curiosa y enérgica, cosa que la hizo parecer mas tierna a sus ojos, joven se abrazaba a el y le daba las mil y una gracias, algo un poco innecesario, pero aun así encantador.
Las niñitas de hoy en dia eran tan imprevisibles...- pensó en aquel momento, mientras soltaba un par de risas, algo incómodas aunque aun así divertidas, con aquel tono de voz siempre gentil y leve.
En el momento del abrazo casi en un acto reflejo había querido retroceder hacia atrás. Cosas de la otra dimensión al estara costumbrado a las batallas, pero en su defecto había abierto durante unos segundos los ojos mas de lo normal, sobresaltado, irguiéndose de hombros.
Pero tras este, volvió a su posición tranquila de siempre, apoyando un codo en la barra y la cabeza sobre su mano, soltando un largo suspiro intentando recobrar la compostura a la par que la miraba de reojo.
-Descuida, estos bollos no son para menos...- aceptó entonces sus disculpas, medio sonriéndole y cogiendo su taza de café con tal de dar un trago mas-. A ti yo te he visto por los pasillos de los terceros, ¿verdad?- preguntó entonces, pensando que no era alumna suya y debía pertenecer por lo tanto al A. El único curso que no había cogido.

Ladeé la cabeza para intentar recordarle pero nada, hice un gesto para pensar si estaba en un curso superior y recordar las caras pero nada.

-Si soy de 3ºA.

Le pregunte algo interesada ya que no tenía ni idea de quien era ese chico, aunque podía ser nuevo no lo creía si me recordaba de los pasillos de tercero. Me mordí el labio intentando pensar quien podía ser pero nada. Pero entonces me binó la fugaz idea de que ni sabía su nombre, maleducada total. Entonces sonreí y le miré.

-Perdona por no a verme presentado antes soy Azmaria.

Dije extendiendo le la mano para estrecharla como saludo.

Estaba del todo acostumbrado a que las alumnas mostraran con el aquel tipo de formalidades con confianza y cercanía a causa de la edad, pero siempre era algo que lo inquietaba bastante. Aun así intentó sonreír estrechándole la mano y asintiendo con la cabeza.
-Bonito nombre, Azmaria. Encantado. Mi nombre es Adirael- se presentó entonces el, algo extrañado al ver que la chica no parecía caer en la cuenta de que no se trataba de un alumno, si no de un profesor, y que además no lo conocía.
Pero bueno, cosas mas extrañas había visto.
Además, tampoco le importaba demasiado el hecho de que se percatara o no de la situación real en la que se encontraban, de alumna profesor, por lo que se dedicó a sencillamente no aclararlo.
-Bueno, ¿y qué tal se te da la música?- preguntó, interesado y aburrido, queriendo sacar algún tema que le interesara a el. Quería saber que tipo de alumnos tenía su compañero de materia, el segundo profesor de música del centro.

Al oír su nombre me quedé pensando me sonaba de algo pero no estaba segura, lo había oído a las chicas de otros cursos, incluso del mio pero no prestaba mucha atención a lo que decían. Al oír su pregunta me encogí de hombros levemente.

-Bien, me encanta. Si pudiese me pasaría la vida escuchando música, aunque tocar algún instrumento no es mi fuerte me defiendo en piano pero poco más, prefiero cantar es más fácil.

Dije bromeando un poco aunque lo decía muy enserio. Se había centrado tanto en la natación que llevaba años sin tocar el piano y mucho menos prestar demasiado interés a la música, aun así me seguía encantando y por los pasillos o simplemente cuando tenía tiempo libre me ponía a escuchar y tararear las canciones del mp3.

El joven profesor ladeó la cabeza hacia un lado, divertido antes tus palabras y asintiendo con esta poco después, entendiendo.
-Pues qué lastima el no verte por el club de canto e instrumental...- comentó entonces, encogiéndose de hombros y todavía algo desganado y dormido-. Aun así, algún dia me gustaría que te pasaras, y te dejaría participar en nuestras actividades, si quieres...- dejó salir la idea entonces en el aire, como excepción, y es que normalmente los que eran de otros clubs no podían usar los instrumentos y demás de la sala insonorizada.
Suspiró, terminando de beber su café.
-Pronto tocará la campana del inicio de las clases, me toca darla para tercero C, así que si quieres vamos juntos- se ofreció entonces, mientras se levantaba y esperaba a tu respuesta a la par que te terminaras el bollo.

Abrí los ojos al ya saber porque me sonaba tanto su era el famoso profesor que todas estaban locas por él, un leve sonrojo apareció en mis mejillas al darme cuenta. Al oír lo que me decía terminé el bollo rápido y también el chocolate asintiendo con la cabeza.

-Me encantaría, siempre quise saber como es ese sitio.

Dije sonriendo alegremente por el ofrecimiento. Me levanté y esperé a que él andase para seguirle.

-Pero te perderás tu clase...- apuntó entonces, consciente de que aquello era... algo inconsciente por su parte, al tratarse de un profesor que supuestamente debería apoyar la educación y el seguimiento de las normas del lugar-. Mira, ¿qué te parece si al terminar las clases de la mañana, una horita después, me esperas en la puerta de la sala insonorizada?
A esa hora tenemos ensayo con el club. No se si a tu profesor de natación le parecerá bien que gastes el tiempo en eso, pero no hace falta que salga de aquí- añadió al final con una fugaz aunque amable sonrisa. Y es que realmente parecía sentir cierta pasión por su profesión, y por que llegara a los demás jóvenes.
Ignorando un poco el sonrojo de la chica al tenerlo como algo natural cuando hablaba con cualquiera, empezasteis a caminar juntos hacia el pasillo de tercero para iniciar cada uno por vuestra parte las clases, esperando a la hora de volver a encontraros.
-Estaran los demás miembros del club, pero confío en que no tendran nada en contra de que nos acompañes en la sesión de hoy- prosiguió mientras seguía caminando.

Seguí con mi sonrisa dulce, escuchando lo que decía se notaba que le gustaba mucho la música, aunque por el comentario de mi profesor de natación no pude evitar soltar una pequeña risotada al pensar si se enfadaría aunque no hacía nada malo, ni me saltaría un entrenamiento ni nada por lo que no tenia porque pero claro... quien sabía si ellos dos se llevaban bien o no.

Cuando llegué a mi clase me paré y sonreí.

-No se preocupe seguro que no les importa, nos vemos esta tarde profesor.

Dije sonriendo y despidiéndome de él para luego entrar a mi clase antes de que el profesor llegara y me echase la bronca por llegar de nuevo tarde.